Resumen |
Cuando un cerdito toca a la puerta del zorro por equivocación, este no pude dar crédito a su buena suerte. ¡No todos los días aparece la comida a la propia puerta! Pero, ¿no tendrá razón el cerdito en que debería bañarlo antes de comérselo?, ¿y no será mejor engordarlo un poco también, y darle un masaje para que esté tiernito? Preparar su comida resultará así, un gran trabajo, pero el zorro sabe que vale la pena. Después de todo, es su día de suerte, a menos que esta vez su comida resulte mucho más inteligente de lo que parece... |