Resumen |
Dos antiguas estatuas gemelas; la extraña presencia de un escarabajo que "guía" a los protagonistas a lo largo de toda su aventura; una caja con cartas y un broche antiguo; una tumba vacía; misteriosas referencias a Egipto; una partida de ajedrez telefónica con alguien que, al parecer, hace tiempo que no está vivo. Los escarabajos vuelan al atardecer es la mejor muestra de la maestría de su autora para crear historias sorprendentes, desasosegantes y en las que uno se siente atrapado, seducido por la complejidad del argumento. Éste, como todos sus libros, está pensado para niños y jóvenes a los que se presupone inteligentes y a los que se les presenta una especie de "reto intelectual". Como en la vida, no hay un final cerrado en esta historia y muchas preguntas quedan sin respuesta, pero esto no le resta coherencia al relato. Por un lado, se nos narra la historia de David, Jonás y Annika, encargados de regar las plantas en una vieja finca, que con su curiosidad y valentía consiguen descubrir un misterio oculto durante siglos; por otro, el amor imposible entre un discípulo de Linneo (científico sueco del siglo XVIII) y su amada Emilie.
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